Punkeros, así se denomina a los seguidores de este género musical que ha cobrado fuerza en Quito en los últimos diez años. Sin embargo, el punk está presente desde hace 32 años en el Ecuador.
Hablar de ellos es referirse a personas con una ideología diferente, con vestimenta y peinados extravagantes.
Son aficionados del ska y el punk porque reflejan la actitud de la sociedad, porque sus letras tienen una carga de concienciación y que mejor manera de hacerlo que por medio de la música.
Sin embargo, es importante recalcar que son jóvenes tranquilos y que no se los debe estigmatizar por su apariencia.
Tienen ideales en la vida, son románticos. Al menos así lo demuestra Franklin, de 20 años de edad, quien acompañado de su novia accedió a la entrevista, con un pequeño obstáculo, no permitir fotografías de su rostro por seguridad.
Afirma que este tipo de músico lo atrajo desde los 15 años. Siempre le gustó la música extrovertida y fue un amigo del colegio quien le hizo escuchar canciones “chéveres” de punk.
¿Por qué la rivalidad contra los seguidores de otros géneros como el reggaeton?
Responde eufórico que el reggaeton no es de su agrado, porque la música es arte y está para hacer conciencia en la gente más no para transmitir ideas de sexo. Pero como todo un antifascista respeta aunque no comparte.
Es tranquilo, por ello no ha tenido inconvenientes con otros jóvenes de su edad, pero recuerda que ha tenido problemas con el grupo denominado skinheads (cabezas rapadas) porque tienen una ideología muy cerrada.
Cordial termina la entrevista y accede a que se hagan un par de fotografías de su espalda, gustoso de colaborar dice “todo el que quiera ser mi amigo, aquí está el Frank para hacerse pana”.
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